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El té es una bebida que surge de la combinación de las hojas secas de la camellia sinensis y agua hirviendo.

La planta origina la segunda bebida mas popular del mundo (después del agua), crece en los climas tropicales y subtropicales, generalmente, en los continentes asiático y africano. Exploraciones arqueológicas y récords históricos indican que los primeros signos del consumo del te fueron en China, Corea y Japón. Durante el siglo XVI, la exploración portuguesa del lejano oriente introdujo el té en occidente.

El rey ingles Charles II, durante su periodo de exilio, contrajo matrimonio con la infanta portuguesa Catherine de Braganza, cuya dote ha sido la mayor registrada en la historia y tuvo grandes influencias sobre la comercialización del té en Occidente. En este, Portugal le cedió a Inglaterra dos mil “crusados”, Tánger y Marruecos al norte de África, Bombay en India y permiso para que los navíos ingleses utilizaran todos los puertos portugueses en las colonias de África, Asia y las Américas.

Son estos puertos los que primero le abren a Inglaterra la primera ruta directa al comercio de té, bebida que se convertirá en símbolo nacional de este país.

No es hasta el siglo XVII que tomarse el té se convierte en un pasatiempo para todas las clases sociales inglesas. Hoy en día, tomar té es un hábito que se ha perdido, en la mayor parte de los casos, el aire de refinamiento y ceremonia que los ingleses le atribuían en siglos pasados. Aun así, en Inglaterra se ha convertido en la bebida nacional y una parte integral de la cultura.

La hora del té tradicional se lleva a cavo entre las cuatro y seis de la tarde, Pero la practica varia en las distintas partes del antiguo imperio inglés.

Y aunque la tradición inglesa es la que más se ha aferrado a esta bebida y ritual, los franceses aseguran que las ceremonias occidentales comenzaron en sus tierras.

En una serie de cartas a su hija, Madame de Sévigné escribe que, después de si introducción a Europa en el siglo XVII, el té era tremendamente popular en Francia.

Primero llego a Paris en 1636, veintidós años antes de llegar a Inglaterra, y rápidamente se volvió muy popular en la aristocracia, siendo Madame de la Sabliére quien primero tomo té con leche, costumbre que los ingleses no tardaron en adoptar.

Tradicionalmente servido con leche y azúcar, para la clase obrera el Té proveía una necesaria fortificación a media tarde, generalmente acompañado de un pequeño sándwich o scone empacado de una buena cena caliente.

Para los demás privilegiados, la toma del té en la tarde era una ceremonia lujosa, con Sanduche de ingredientes como pepino, huevo, pasta de pescado, jamón o salmón, scones con crema y mermelada, pastelillos y bizcochos.

Existen cuatro clases principales de té dependiendo del proceso que pasen: blanco, verde, oolong y negro. Las bolsitas que se han vuelto las formas tradicionales de comercializar el té, con frecuencia contienen una mezcla de diferentes proporciones de estos cuatro tipos.

Pizano A. (2015). La hora del té, tradición y cultura. Gastronomía mundial, Editorial Ritmo platinum Vol. 18 (Pag 128). República Dominicana.

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